Una vez tuvimos la suerte de compartir un vagón repleto de sombreros de copa, bombines, tocados y pamélas sorprendentes. Durante todo el trayecto se respiraba un ambiente festivo y muy elegante.
Se escuchaban risas y conversaciones pero lo que más gracia nos hizo fue disfrutar de las conversaciones paralelas entre los tocados y sombreros.
No sabemos como fueron las carreras ese día pero nosotras compartimos un momento muy especial en el vagón número 3.